El squash se juega en una superficie que es plana y además está rodeada por cuatro paredes. Esta superficie tiene una línea que separa el frente y la parte posterior de la cancha, además de una línea en medio, separando los lados izquierdos y derecho de la parte trasera. Creando prácticamente 3 cajas. Los extremos contienen un pequeño cuadro que se utiliza para el servicio o el saque.
Todas las marcas del suelo, tienen vital importancia exclusivamente para el momento del saque.
Las cuatro paredes del campo de squash tiene un nombre específico, la parte frontal se llama “frontis” la cual tiene marcadas tres líneas que son paralelas. Está pared contiene la superficie más grande. La pared de atrás se llama “Contra-frontis” que muy comúnmente tiene la puerta de acceso a la cancha, esta es la más pequeña.
En el momento de saque, los jugadores pueden decidir quién comenzará con el servicio, giran una raqueta y cada uno escoge si el logotipo del mango caerá hacia arriba o abajo, siendo totalmente impredecible. El ganador de este sorteo comenzará con el primer servicio, y podrá realizarlo en el lugar que él desee.
Después del servicio, el jugador que responde al saque, deberá enviar la bola para que pegue en el “Frontis” arriba de la chapa y debajo de la línea superior. La pelota en cualquier momento puede pegar en las paredes laterales. Mientras se efectúa el juego, los zagueros pueden moverse por toda el área de la cancha, pero si en algún momento existe alguna obstrucción accidental o liderada, se repetirá el punto, o se sancionará al jugador de acuerdo al reglamento.
Los partidos son de 2 a 3 sets, o de 3 a 5 sets. Cada set puede darse a 11 o 15 puntos. Cada vez que un jugador gane un rallie, tendrá un punto a su favor. Es sistema es de 11 puntos y en el caso que exista un empato de 10-10, se jugará a muerte súbita, la cual consiste en que algún jugador gane dos puntos consecutivos para adjudicarse el set.
Además existe un árbitro, que será el responsable de aplicar el reglamento en la partida de squash.